La felicidad entre pinceles, la pasión de colores y así, trazo a trazo, los sueños de Davel cobran forma.
David Lavernia lo tenía claro, quería vivir de su arte, poder pintar cada rincón de su vida y decorar todas las calles de Miami con sus creaciones.
Sus obras las firma como Davel y sus pies dejan huella con Pikolinos.